IVÁN RAÑA Y EL PRIMER TRIATLÓN OLÍMPICO

Aunque haya noticias de la celebración, allá por los años veinte del siglo pasado, en Francia, de competiciones que, de un modo u otro, combinaban carreras a pie y en bici con pruebas de natación, el triatlón tal y como lo conocemos hoy es un deporte moderno, nacido a mediados de los 70 en las costas de California. Y, a efectos Olímpicos, es un deporte del siglo XXI, ya que su inclusión en el programa de los Juegos se produjo por primera vez con motivo de los celebrados en Sydney en el año 2000.

Qué la primera cita olímpica del triatlón tuviese lugar en Australia no fue casualidad. En la Gold Coast de la isla continente está uno de los paraísos de la especialidad que combina la natación, el ciclismo y la carrera a pie. El buen clima, los amplios espacios abiertos, las interminables playas, y la afición de los ‘aussies’ por los deportes al aire libre que todas estas características propician, están detrás de una enorme afición y una gran popularidad del triatlón por aquellas latitudes, lo que hacía la convertía la cita de Sidney en el escenario ideal para el estreno olímpico de los triatletas.

Las primeras que lo disfrutaron fueron las chicas, que tuvieron el honor de ser inaugurar la historia del triatlón olímpico en un espectacular recorrido en la zona del Jardín Botánico de Sydney, que ponía en evidencia los más famosos iconos turísticos de la ciudad, el fabuloso edificio de la opera y el no menos emblemático Harbour Bridge, el puente sobre la bahía de cuyas aguas partían la prueba. Una competición seguida por miles de entusiastas aficionados, entre los que, lógicamente, los locales eran mayoría y esperaban el triunfo de su gran estrella, la sensacional Michellie Jones. La bicampeona mundial a principios de los noventa era la gran favorita pero, a la postre, tenía que conformarse con la medalla de plata, perdiendo por apenas dos segundos ante la suiza Briggitte McMahon, una triatleta de buen nivel pero que nunca repetiría un triunfo de igual calibre y sobre la que pesa, además, la sombra que siempre aparece sobre los triunfos de cualquier deportista cuando acaba dando positivo en un control antidoping, como fue su caso, cinco años después, por la tristemente famosa EPO.

VÍDEOS: TRIATLÓN FEMENINO, SYDNEY 2000

Al día siguiente de la prueba femenina tenía lugar la masculina, con las esperanzas locales puestas en un magnífico trío de competidores formado por otro excampeón mundial, Miles Stewart, por el número dos del ranking aquel año, Peter ‘Robbo’ Robertson, y por el número 6 de esa misma lista, el nativo de Tasmania Craig Walton. Eso si, los tres iban a tener que enfrentarse a una feroz competencia en la que destacaba la máxima estrella del triatlón entonces, el británico nacido en Sudáfrica, Simon Lessig, cuatro veces campeón del mundo, tres de Europa. Además, allí estaban también, soñando, como todos sus rivales, con ser el primer campeón olímpico de triatlón, el vigente campeón mundial, el francés Olivier Marceau, su predecesor en el título, el Kazajo Dimitri Gaag, y el líder en el ranking al inicio del milenio, el neocelandés Hammish Carter.

Sin embargo ninguno de ellos iba a lograr oro, ni tampoco ninguno de los otros dos metales en una prueba de sorprendente desenlace. La victoria, tras un espectacular sprint con la meta ya a la vista y cuando parecía que iba a terminar segundo, era para el canadiense Simon Witfield. Se trataba de una joven promesa, con sangre aussie en sus venas, por cierto, ya que su padre era australiano, que llegaba a Sydney en el puesto 26 del ranking y afrontaba la prueba sin presión alguna, el estado ideal para un chico al que apodaban ‘happy’ por su relajada forma de tomarse la vida en general y el deporte en particular. Actitud que también era la del segundo clasificado, el germano Stephan Vuckovic quien, lejos de traumatizarse por el hecho de ser superado y perder la medalla de oro con la meta a la vista, cruzaba la línea de llegada dando muestras de júbilo tan o mayores que las del ganador.

Cerca de ellos entraba el checo Jan Rehula para conseguir la medalla de bronce tras resistir el teórico mejor final del kazajo Gaag, el primero de los teóricos favoritos en cruzar la meta. El siguiente de esa lista de decepcionados aspirantes a las medallas era el más esperado por los espectadores locales, el australiano Stewart, que llegaba sexto.

VÍDEO DEL TRIATLÓN MASCULINO DE SYDNEY 2000

Pero a los que seguíamos la carrera por televisión desde la lejana España, la entrada en meta del australiano nos pasaba bastante desapercibida. Y es que justo por delante del ‘aussie’ acababa de llegar un joven triatleta gallego de 21 años, llamado Iván Raña, que celebraba brazos en alto una magnífica quinta posición en el primer triatlón olímpico.

Raña ya había destacado en la categoría junior y ese mismo año empezaba a lograr resultados de primer nivel en pruebas de la Copa del Mundo, con dos cuartos y un quinto puesto que hablaban bien a las claras sobre el futuro de aquel chico nacido en el pequeño pueblo coruñés de Ordes. Pero, en todo caso, no estaba en las quinielas como candidato para acabar ocupando los puestos de cabeza. Y, sin embargo, allí se plantó entre los mejores, acabando en quinta posición de una prueba que, diecisiete años después, aun recuerda con especial cariño, como nos explicó en la siguiente entrevista, incluida en el programa número 22 de ‘Marca Runner Asturias’.

Iván ¿cómo fue el triatlón olímpico de Sydney?

Fue muy emocionante, sobre todo para los triatletas de aquel entonces que era la primera vez que nos enfrentábamos a una carrera de tanto nivel y tanta repercusión mediática… imagínate cómo estábamos, haciendo un poco de conejillos de indias incluso para ver como sería el triatlón de cara a la gente, de cara al espectáculo… pero la ilusión que teníamos detrás era brutal. En los entrenamientos de aquella aun se estaba empezando a afinar la manera de entrenar… si era bueno entrenar mucha bici o mucha carrera, si entrenar cómo un nadador o cómo un corredor… íbamos haciendo esas pruebas que valen de cara al futuro, sobre todo tener la experiencia de haber probado que manera de entrenar era la mejor. Y la carrera yo creo que todos los que estuvimos allí la recordamos con especial cariño. Yo estuve en tres Juegos Olímpicos pero sinceramente creo que Sydney fue, con diferencia, el mejor por todo lo que es el ambiente australiano del deporte, esa cultura deportiva que tienen… sales a la calle y todo el mundo está haciendo deporte, en cada manzana hay una pista de atletismo… además son de hierba, para poder correr en terreno blando y no lesionarte… las piscinas son brutales… al final es normal que salga tanto deportista bueno de ese país

En aquella carrera nos comentas que teníais un poco todos la conciencia de ser escaparate para el triatlón, que había mucha presión… ¿tal vez fue eso la causa de que los principales favoritos fallaran y acabase ganando alguien que no se esperaba, cómo Withfield?

Sí, yo ahí la verdad es que ya me empecé a dar cuenta que en los Juegos Olímpicos muchas veces hay esas ‘explosiones’ que no se esperan, y gente que gana sin ser la favorita. Y es porque creo que la presión es mucho más grande que en otras carreras. El triatlón nunca ha sido tan popular como para que tengas detrás a tanta gente o medios de comunicación o muchos patrocinadores, y eso te quita también mucha presión, lógicamente. Pero en el momento en que te enfrentas a una carrera en la que el tema mediático hace mucha fuerza y hay muchísima gente pendiente de ti, pues hay que estar un poco adaptado a ese tipo de presión y de vida, que es el atender a toda esa gente y seguir entrenando igual de fuerte.

¿Salías con expectativas de algún resultado? ¿Te sorprendió quedar tan arriba?

Yo venía de hacer segundo en una prueba de la Copa del Mundo del año anterior, en Cancún, y había quedado por delante del Campeón del Mundo absoluto… y yo era junior aun, o sea que sabía que en un año podía mejorar bastante, porque a esas edades los saltos de calidad en el entrenamiento son muy importantes. Yo, la verdad, me decía ‘si voy primero no me voy a parar’ (risas)… si que apuntaba alto aunque no sabía a que resultado. Creo que mi entrenador, César Varela, apuntaba más alto que yo, el incluso pensaba que podía ganar la carrera… pero yo en esa época era un medio rebelde. Me acuerdo que ese verano me lo pasé corriendo en ciclismo, que me encantaba porque desde pequeño veía el Tour, y quizás no era la mejor preparación para luego hacer triatlón, porque luego en un mes me quise poner fuerte nadando y corriendo… y creo que al final lo conseguí pero igual un tío con más experiencia y más maduro, o yo mismo con la cabeza de ahora, hubiese sacado un resultado mejor.

De hecho, la carrera a pié fue lo decisivo. En la bicicleta se escaparon Marceau y el sudafricano Stoltz, llegaron a sacar casi un minuto… pero en la carrera les pasasteis por encima a los dos…

Sí, es que en un circuito cómo el de Sydney las subidas hacían mella… nadie se quedaba pero al final eran subidas de arrastrar mucho desarrollo, ahí el que va a rueda va más relajado y en un pelotón, en la bajada recuperas. Pero si vas escapado tienes que pedalear para abajo y para arriba y entonces al final ves que te vas desgastando y que la gente por detrás, los ‘galgos’, no se van a parar, claro. Entonces, si no sacas dos minutos mínimo no vas a hacer nada en la carrera.

El recorrido, visto desde fuera era muy bonito para vosotros era duro en la bici… y en los días previos se comentaba mucho el tema de que si había tiburones en la bahía ¿eso como lo veíais?

Bueno, lo de los tiburones la verdad es que yo me lo tomaba de cachondeo ‘¿qué dicen estos?’ (risas)… pero ponían buzos allí, viglando por si había algún posible tiburón perdido que viniera a ver que había por allí (risas)… y años después si que me enteré de que hubo algún ataque incluso en la zona del Opera House y mucha gente que se bañaba veía tiburones blancos por ahí merodeando.

Una motivación extra para nadar más rápido (risas)

Sí (risas)… incluso me acuerdo que en la prensa fue algo de lo que se habló bastante, el tema de los tiburones.

Tú eres gallego ¿qué miedo vas a tenerle a un tiburón?

¡Carallo! (risas)... miedo... miedo no es… un poco de respeto (risas)

Dos años después de aquella cita olímpica, que fue un poco dónde te diste a conocer a nivel internacional, ya fuiste Campeón del Mundo en Cancún, desde ahí una trayectoria espectacular… y ahí sigues, diecisiete años más tarde, sigues hecho un chaval ahora haciendo ironman

Sí, la verdad es que yo tenía mi sueño, que era ser campeón del mundo. Y desde que empecé a hacer triatlón me llevó ocho años conseguirlo… nos llevó, porque incluyo a mi entrenador (César Varela) qué apostó por mi cuando el triatlón no era nada conocido, ya sabéis que en aquel entonces no había casi ni ayudas. Y este entrenador, que de aquella era considerado casi un loco pues me ayudó a cumplir ese sueño. Y aun sigo haciendo triatlón porque creo que aprendí lo que es el deporte de verdad, a disfrutar el deporte de verdad, y ahora realmente pues si me afecta un poco si no consigo un resultado como el que esperaba, el fin de semana pasado estuve en Barcelona y pensaba que iba a hacer podium… pero al final las ansias esas que tengo juveniles de entrenar tanto pues creo que llegué un poquito cansado.

Pero el objetivo para este año es Kona ¿tienes alguna expectativa de marca o de resultado, o sólo de disfrutarlo?

Bueno, tengo un sexto puesto ahí y mi objetivo es pelear por el podium… y no lo diría si no me viera en condiciones. Y entrenando la parte más importante es la motivación, para entrenar tantas horas y tan fuerte. Antes de Barcelona hice una semana muy dura, que incluso dudaba ‘¿tendré las ganas que tenía cuando era juvenil de machacarme tanto?’… y sí, igual o más… y al final eso es lo que cuenta, si tienes ilusión y ganas yo creo que los resultados acaban viniendo.

La semana que viene, el 10 de junio, cumples 38 años…

Sí, hago 38… y lo celebró corriendo el rallye de Orense con el equipo de MMR.

Es verdad, que ahora le das también al motor… y a esto de los rallyes ¿llegaste por las bicicletas de Daniel Alonso o fue al revés?

Yo creo que empezaron siendo las bicicletas y luego vinieron los rallyes. Yo llevo diez años haciendo alguna carrerita de rallyes y todo lo que puedo… y este año, con Dani, llegamos a un acuerdo de llevar las bicicletas y también, cuando corra alguna carrera de rallyes, que este año serán tres, que las pongo en las fechas que no me interfieren con mi entrenamiento, pues las haré también dentro de su estructura de equipo que tiene… o sea que contentísimo.

Y además te sirve para, digamos, desintoxicar un poco del triatlón ¿no?

Claro, lo más importante en esto es tener la cabeza fresca y la ilusión pero, aunque te guste mucho, estar todo el día pensando en triatlón te acaba quemando, así que es bueno para refrescar.

MÁS INFORMACIÓN:

Triatlón JJOO Sydney 2000 – retransmisión íntegra en la web a la carta de RTVE

Tri at the Olympics: Sydney 2000 – artículo de Matt Baird en la web 220triathlon

2000 Sydney Olympics: Simon Whitfield – entrevista a Simon Withfield en la televisión canadiense

www.ivanrana.es– web oficial de Iván Raña

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