KENNY SOUZA,
EL ICONO DE LA PRIMERA ÉPOCA DEL DUATLÓN

Eso de que cualquier tiempo pasado fue mejor nunca es menos cierto que en las modas a la hora de vestir. Creo acertar si digo que a todos nos horrorizan nuestras ‘pintas’ en esas fotos de cuando éramos jóvenes, vestidos al estilo que se llevaba entonces, con ropas que ahora no nos pondríamos ni aunque nos obligasen a ello. Los gustos estéticos son así de variables, y lo que en su día era el no va más de bonito y moderno resulta, cuando se ve años después, desde horrible a insoportablemente hortera. ¡Somos así de volubles, o de influenciables!

Si hablamos de deporte, esos cambios en la forma de vestir son, en ocasiones, tan o más acusados que en la vida diaria. Y el efecto que nos produce observar viejas imágenes resulta similar. Por ejemplo, ¿a quien no le parecen poco menos que ridículos, vistos ahora, los muy largos pantalones de los futbolistas de principios del siglo XX o los muy cortos y ajustados de los baloncestistas de los años 70? Además, en el caso de la práctica deportiva, se da el añadido de tratar de imaginarnos como sería realizar algunas disciplinas con la equipación de otros tiempos. ¿Pilotar un coche de carreras con la cabeza apenas ‘protegida’ por un liviano ‘casco’ de cuero? ¡Nuvolari, Rosemeyer y compañía estaban locos! ¿Jugar al tenis con faldas hasta los pies, al estilo de las mujeres de hace un siglo? ¡Cómo eran capaces de conectar siquiera un golpe la genial Lilí Álvarez y sus coetáneas!

Pero no hace falta irse tan lejos en el tiempo para encontrar profundos cambios en la estética y la funcionalidad de la vestimenta y el material. Incluso en deportes tan modernos como el triatlón, y su variante del duatlón, el contraste entre la indumentaria utilizada actualmente y la de quienes empezaron a popularizar la especialidad, a caballo entre los ochenta y los noventa, es realmente acusado. Y más aun si tomamos como ejemplo a una de las primeras estrellas de esos, en aquel entonces, nuevos deportes: el estadounidense Kenny Souza, primer campeón del mundo de duatlón. Corría el año 1990 cuando consiguió el título, año en el que Souza se impuso también en la prueba con fama de más dura del circuito mundial, el Powerman Zofingen, y sus éxitos le llevaron a ocupar la portada de la prestigiosa Runner’s World. Su imagen, corriendo con una larga melena al viento, unas llamativas gafas y su bronceado, musculoso y perfectamente depilado cuerpo vestido sólo con un sucinto bañador amarillo fosforito, que cubre lo mínimo indispensable, es todo un clásico de la revista estadounidense… y todo un icono de los primeros tiempos del duatlón, cuando los sofisticados trajes enterizos, los cascos aerodinámicos y demás equipamiento habitual hoy día estaban aun poco menos que por inventar.

Protagonizar de ese modo tan vistoso la primera plana en la publicación de referencia del mundillo ‘runner’ acrecentó aun más la fama y el status de Souza, a medio camino entre deportista de élite, por sus resultados, y estrella del rock, por su aspecto y su extrovertida personalidad. De hecho, lo de ‘runner’ y ‘rockero’ a la vez lo había escenificado ya a la perfección un par de años antes, cuando aceptó encantado la loca propuesta de los organizadores del ‘Rock & Roll Marathon’ de San Diego. Buscaban a alguien que tomase parte en la carrera y fuese capaz de liderarla en sus primeros kilómetros… ¡pero que lo hiciese ataviado a la peculiar manera de los últimos tiempos de Elvis Presley! Pensaron en Kenny, le propusieron la idea y el californiano aceptó. El experimento fue todo un éxito publicitario. Las imágenes del ‘Rey del Rock’ corriendo en cabeza con su traje blanco, sus gafas brillantes y su tupé, rodeado por los atletas de élite que tomaban parte en la prueba, se convirtió en el perfecto reclamo para la maratón californiana, y sentó las bases para una tradición, la de competir en la prueba disfrazado de Elvis (o de lo que sea), que sigue vigente hoy día… y no sólo en la carrera de San Diego.

VÍDEO SOBRE LA ROCK & ROLL MARATHON DE SAN DIEGO 1988

Pero Kenny Souza fue mucho más que esa llamativa portada de la ‘Runner’s World’ o esa ‘performance’, en el sentido más ‘artístico’ que deportivo de la palabra, que protagonizó en la maratón del Rock & Roll. El californiano fue, por encima de todo eso, un atleta profesional del más alto nivel en los primeros años del triatlón y el duatlón.

Y aunque su aspecto fuese peculiar, incluso para aquellos tiempos más ‘salvajes’, el inicio de su trayectoria deportiva resultó bastante típico en la especialidad. Souza es uno de esos triatletas que, en un momento dado, acaba decantándose por el duatlón, bien porque tiene su punto débil en la natación o porque le gusta menos esa especialidad que las de correr y pedalear.

En su caso se trató probablemente de una mezcla de ambas circunstancias. Tras haber comenzado a participar en triatlones algo tarde, allá por mediados de los ochenta, cuando ya había cumplido los veinte años y, después de salir de la ‘high school’, había entrado a trabajar en una tienda de deportes, no fue hasta el 88 que empezó a tomar parte en pruebas de la ‘national series’ de duatlon. Y lo hizo con tanto éxito que dos años después ya era el primer campeón del mundo de la especialidad que sustituye el segmento de natación por otro de carrera a pié, de forma que se empieza y se termina corriendo y, entre medio, se disputa el sector de bicicleta. Una combinación que no por mezclar ‘solo’ dos deportes resulta menos dura que el clásico triatlón, ya que el paso de correr a pedalear, con las piernas ya ‘tocadas’ después de unos cuantos kilómetros de carrera, no es precisamente sencillo.

Y menos aun lo debía ser en aquellos tiempos heroicos de los inicios de la especialidad, cuando estaba en sus albores y todo era experimentación, tanto en lo que respecta a los métodos de preparación como al equipamiento de los participantes. Al respecto de esto último, Souza, como la mayoría de los triatletas, empezó a competir con la típica combinación de bañador para el sector de natación al que luego, en la transición a la bici, se añadía una camiseta y un pantalón corto de atletismo. Elemento, este último, que creaba sus complicaciones al pedalear, por engancharse a veces en el sillín. Pero un día, en uno de esos triatlones de la segunda mitad de los ochenta, Souza observó como otro participante salía del agua con un sucinto bañador tipo ‘Speedo’ y se montaba en la bici directamente de esa guisa. Decidió probar en la siguiente competición en que tomó parte, le gustó el resultado, tanto a nivel práctico como estético, y, siendo como era ya uno de los referentes de la especialidad, pronto empezó a crear tendencia. Ya se sabe, el que gana marca la pauta… ¡si usa tal o cual marca o material será por algo!

En todo caso, Souza ganaba por su clase y su fuerza, pero llamar la atención tampoco era precisamente negativo para su carrera… ni para su éxito entre la población femenina. Así que, con sus cabellos cada vez más largos y sus bañadores cada vez más ajustados y coloridos, que eran todo un reclamo para sus encantados patrocinadores y sus entusiastas fans, Kenny continuó acumulando éxitos en los siguientes años hasta lograr nada menos que ocho títulos nacionales de Estados Unidos y numerosos triunfos internacionales. Entre estos últimos destaca el ya apuntado anteriormente del Powerman Zofingen de 1990, en la que fue probablemente su mejor temporada.

VÍDEO DEL POWERMAN ZOFINGEN DE 1991

El extremo duatlón suizo combina un inicio de 10 kilómetros de carrera, muchos de ellos por caminos sin asfaltar, seguidos de 150 en bici en un exigente trazado de esos que los ciclistas llaman ‘rompepiernas’ y, para rematar, otros 30 empinados kilómetros a pié por sendas nada fáciles, la mayoría a través del bosque. Y precisamente en el sector ciclista de Zofingen, en plena ascensión del Bodenburg, protagonizó Souza años después otro de los hechos más conocidos de su trayectoria. Equipado con su ya clásico minibañador fosforito y apenas un ‘top’ que le cubría la parte superior del torso, acabó sucumbiendo en plena escalada ante una tormenta de nieve que le obligó a abandonar totalmente aterido de frío.

Un contratiempo sin más efectos que no terminar aquella prueba. Mucho peor, para un espíritu libre como Souza, fue su encontronazo, al final de la década de los noventa, con la federación de triatlón. Resulta que Kenny llevaba una temporada participando sin licencia, y cuando el hecho fue descubierto se le aplicó una sanción de tres años sin competir. Un castigo tal vez desproporcionado para una infracción de tipo administrativo pero que, en todo caso, supuso el punto final a su carrera de deportista profesional.

El californiano trabajaba ya entonces en el departamento de marketing de una conocida empresa de barritas energéticas y decidió dedicarse desde entonces por entero a ello, dejando atrás la actividad deportiva por más de una década. Una actividad a la que ha vuelto hace unos pocos años, pero de un modo más amateur, para competir en pruebas de larga distancia y, desde luego, ya sin el aspecto que le hizo famoso.

Ahora Souza, convertido en padre de familia de mediana de edad, tiene el pelo corto y va vestido con la ropa de competición de esta nueva era del deporte, mucho más eficaz y segura que su llamativo atuendo. Los tiempos han cambiado, y los gustos también. Lo que en los 80 y 90 era sexy ahora no lo es en absoluto. Es más, eso de lucir el torso desnudo está hasta prohibido en las nuevas y muy estrictas normas de vestimenta que rigen hoy día las distintas especialidades del triatlón. Prima la seguridad, la comodidad y hasta el decoro… y seguro que esta ropa moderna, estudiada hasta el más mínimo detalle, confeccionada con tejidos de lo más avanzado y pensada para mejorar el rendimiento es mucho mejor, más eficaz y, sin duda, más decorosa… pero, viendo las imágenes de los buenos viejos tiempos de Souza y compañía, uno no puede menos que admirar a aquellos pioneros. Seguro que estaban peor preparados e iban peor vestidos que sus equivalentes actuales. Pero ellos fueron los que abrieron camino y popularizaron aquel nuevo deporte que habían empezado a practicar ‘cuatro locos’ en las playas de San Diego y ahora, apenas cuatro décadas después, hace tiempo que ya es hasta olímpico.

Y, consideraciones estéticas aparte, ese tipo bien bronceado que corre melena al viento con las gafas a juego de su minúsculo bañador sigue dando una sensación de libertad y autenticidad que difícilmente conseguirá cualquier moderna equipación. En eso, en ser más libres, tal vez si sea verdad que algún tiempo pasado fue mejor.

MÁS INFORMACIÓN:

Life After Baring It All(ish) For Runner’s World – artículo sobre Kenny Souza y su foto en la portada de Runner's World

How Running Like “the King” became a Thing (1988) – artículo sobre el 'Rock & Roll Marathon' de San Diego

LEGENDS OF TRIATHLON 23 - KENNY SOUZA – entrevista radiofónica a Kenny Souza

Kenny Souza suspended for three years.– artículo sobre la sanción a Kenny Souza

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