El sol ya se empezaba a poner sobre el histórico Coliseo de Los Ángeles cuando, por primera vez, las mujeres iban a competir en busca de las medallas olímpicas sobre la distancia de 3000 metros. Un hecho que, por si mismo, ya convertía en especial la carrera que estaba a punto de iniciarse al atardecer de aquel 10 de agosto de 1984. Pero, además, la presencia entre las finalistas de la doble campeona del mundo, Mary Decker, y de la joven sensación nacida en Sudáfrica, pero que competía con pasaporte británico, Zola Budd, contribuía a atraer mucha más atención hacia la prueba.
La norteamericana era la auténtica estrella del atletismo femenino USA y, sin duda, la gran favorita, no sólo para el público local, que la vitoreaba con fuerza nada más asomar por el túnel de vestuarios para iniciar el calentamiento. Decker había logrado el doblete 1500-3000 en el campeonato del Mundo, celebrado el año anterior en Helsinki, y llegaba a los Juegos ‘de casa’ en plena forma, libre por una vez de las numerosas lesiones que la habían lastrado durante buena parte de una carrera deportiva que, a sus 26 años de edad, ya era larga, dada la precocidad con la que había empezado a destacar. Sin embargo, aunque por edad y marcas ya podría haber competido en dos citas olímpicas, la de Los Ángeles era su debut ya que se había perdido Montreal 76, por lesión, y Moscú 80, a causa del boicot de Estados Unidos a los Juegos organizados en la Unión Soviética. Así que para Mary la final de los 3000 ante su público era, probablemente, la carrera más importante de su vida, una prueba que estaba decidida a ganar… como, por otra parte, era su mentalidad cada vez que salía a la pista.
La nueva representante británica, por su parte, se había convertido, en apenas unos meses, en toda una celebridad a nivel mundial… y no sólo por sus portentosas marcas, logradas corriendo descalza y sin haber alcanzado la mayoría de edad. Su 15:01.83 en los 5000 metros, conseguido unos meses antes, con los dieciocho aun sin cumplir, era el mejor registro mundial en la distancia… pero no estaba reconocido oficialmente debido a las sanciones al régimen del apartheid sudafricano. Y buscando ese reconocimiento, así como la posibilidad de competir a nivel internacional, que su nacionalidad le negaba, era como Zola se había visto metida de lleno en un auténtico ‘culebrón’, con ramificaciones diplomáticas y alcance mediático mucho mayor que cualquier resultado deportivo. Un periodista del tabloide londinense Daily Mail había visto en la joven atleta la historia ideal para su periódico y, apoyándose en que el abuelo de la chica era británico, había iniciando una campaña para conseguir su traslado a Gran Bretaña y su nacionalización a tiempo para competir en los inminentes Juegos Olímpicos. Un objetivo que lograba, no sin enormes controversias tanto a nivel social como en el propio ámbito deportivo.
Todo ello convertía a la jovencísima Budd en continuo centro de atención periodístico y, junto a la gran popularidad de la que gozaba Decker en Estados Unidos, elevaba el interés sobre la final de los 3000 metros, poniendo el foco, además, en presentarla como un duelo Decker-Budd. Un duelo a dos que no dejaba de ser más mediático que real, porque entre las doce competidoras había al menos otras tres que partían con fundadas opciones de luchar por la victoria o, como mínimo, por las medallas. Ellas eran la rumana Maricica Puica, vigente campeona mundial de cross y recordwoman de la milla, la alemana Brigitte Kraus, subcampeona mundial de los 3000, y la compañera de equipo de Budd, Wendy Sly, quinta en el mundial de Helsinki, tanto en 1500 como en 3000, y especialmente motivada ante la ‘intrusión’ que, para ella y muchos otros atletas del Reino Unido, había supuesto el rápido proceso de nacionalización de Zola Budd, con la que no se llevaba demasiado bien por lo que cuentan las crónicas de la época.
La carrera comenzaba tal y como Mary Decker tenía planeado y solía hacer. A la norteamericana le gustaba correr en cabeza, marcando el ritmo con su poderosa zancada y su fluido estilo. Su imagen liderando la prueba con autoridad, con la melena al viento y su esbelto cuerpo enfundado en el uniforme rojo, adornado con las letras USA en el pecho, era justo lo que la inmensa mayoría del público que llenaba el estadio quería ver. Y Mary se lo daba con unos primeros mil metros cubiertos a ritmo de record mundial que, sin embargo, no servían para romper el grupo y demostraban la calidad de sus rivales. Entre ellas, pronto era Zola Budd la que se situaba a su estela. Su papel de antagonista de la americana se reforzaba además por el agudo contraste entre ambas, ya que la británica de origen sudafricano era bastante más baja, tenía el pelo moreno muy corto, y avanzaba con un extraño modo de correr, en el que destacaban los codos muy abiertos y los pies descalzos. Dos atletas muy diferentes en su aspecto y su estilo que, sin embargo, se movían casi al unísono cuando la carrera se acercaba a su ecuador.
Al paso por el 2000, Decker seguía en cabeza pero su ritmo había decrecido algo y ya estaba unos segundos por encima del tope mundial. De todas formas, en una final olímpica la marca importa mucho menos que el puesto y la norteamericana seguía en cabeza. Pero el ligero descenso de velocidad lo veían las británicas como una oportunidad para cambiar la fisonomía de la carrera, que hasta ese momento estaba transcurriendo justo como la atleta local quería.
En la contrameta tanto Sly como Budd aceleraban, y aunque Decker trataba de mantener el liderato en la siguiente curva, la joven Zola, sin coger del todo la ‘cuerda’ de la pista, se situaba ligeramente por delante cuando el ya más estirado grupo desembocaba en la recta principal.
Entonces sucedía lo que nadie esperaba y lo que marcaría por completo la carrera, no sólo en cuanto a su inmediato desarrollo sino, además, para hacerla trascender definitivamente mucho más allá de su importancia como el primer 3000 olímpico femenino. Decker no quería ceder el liderato y buscaba recuperarlo por el interior ante Budd quien, aun sin estar totalmente delante de ella como para ‘encerrarla’ tampoco le dejaba hueco suficiente para pasar.
En unos metros se producía un primer contacto entre ambas, sin mayores consecuencias, y, poco después, sus piernas volvían a impactar, esta vez con más fuerza. Mientras Budd, aunque perdía momentáneamente el equilibrio, conseguía mantenerse en pié y seguir en carrera sin perder siquiera el liderato, Decker caía estrepitosamente al suelo, golpeando con dureza contra el interior de la pista, donde quedaba tendida entre evidentes gestos de dolor.
La gran favorita e ídolo local estaba fuera de combate ante la decepción del público, que reaccionaba abucheando a la joven atleta venida de Sudáfrica mientras esta continuaba en cabeza, con su compañera/rival en el equipo del Reino Unido, Sly, y la rumana Puica, pegadas a ella. Por detrás, otra caída había eliminado también a la germana Krauss y la carrera entraba en sus tres últimas vueltas con las dos representantes del Reino Unido y la de Rumania claramente destacadas del resto.
A falta de dos vueltas, con los gritos del público contra Zola Budd como desagradable telón de fondo, la pequeña atleta nacida en Sudáfrica aun lideraba la carrera. Pero pronto empezaba a ceder y era superada con claridad por Sly y Puica, que se iban solas en busca de la victoria mientras Budd perdía cada vez más y más terreno.
Probablemente, el impacto con Decker, que había dejado una marca de los clavos de su zapatilla derecha en el descalzo tobillo izquierdo de Budd, estaba haciendo mella en su físico. Eso era, al menos, lo que todos pensaron entonces. Años después, la muy tímida Zola confesaría finalmente que, en realidad, había bajado su ritmo deliberadamente porque no quería subir al podio ante un público tan hostil, que la culpaba de la caída y consiguiente derrota de su atleta preferida.
Sea como fuera, con Decker fuera de combate, aun tendida y retorciéndose de dolor y llanto en el interior de la recta principal, y con Budd distanciada y perdiendo posiciones hasta acabar séptima, la medalla de oro se iba a jugar entre Sly y Puica. Al final, la carrera que todos esperaban como el duelo de la alta y rubia americana contra la baja y morena británica de adopción, se jugaba entre una atleta aun más alta (pero europea) y más rubia (aunque teñida) y una morena, eso si bastante más espigada y cien por cien inglesa.
En todo caso, se trataba de un duelo desigual: la del Reino Unido se desenvolvía mucho mejor en las pruebas más largas, no en vano venía de ganar los 10 kilómetros en ruta de la IAAF, mientras que la rumana tenía en la milla y los 1500 sus mejores distancias y, por tanto, poseía una mucho mayor velocidad terminal. Por eso, a nadie extrañaba ver como Puica ‘cambiaba’ con fuerza en la última vuelta y se iba en solitario camino de la victoria para cruzar la meta como primera campeona olímpica de los 3000 metros. Un triunfo incontestable que, ¿quién sabe? dado su poderoso sprint igual hubiese conseguido aun sin el famoso y desafortunado ‘tropezón’ entre Decker y Budd. Un incidente que, indudablemente, le había facilitado la tarea pero, a cambio, conseguiría quitarle buena parte de la notoriedad a su éxito, con toda la atención mundial centrada en ‘la caída’.
Una atención que, más de treinta años después, sigue despertando ese momento, muy por encima del significado de la prueba como un nuevo hito en la progresiva incorporación de las mujeres a carreras de cada vez mayor distancia en las competiciones olímpicas. Hasta tal punto sigue siendo recordado aquel 'tres mil' por el encontronazo entre Decker y Bud, que hace apenas unos meses las dos protagonistas se han vuelto a reunir con motivo del estreno de un documental, titulado precisamente ‘The Fall’.
Al menos, este evento ha servido para restañar viejos rencores y reconciliar públicamente a dos grandes atletas a las que el destino hizo cruzarse del modo más cruel en una carrera de gran relevancia histórica. Una carrera que iba a ser la de Mary y Zola… pero acabó siendo, aunque casi nadie lo recuerde, la de Maricica.
50 stunning Olympic moments No30: Zola Budd's rise and fall in 1984 – artículo de Simon Burnton publicado en The Guardian
1985 Womens 3000M Mary Decker- Zola Budd Rematch – vídeo de la carrera de la revancha Decker-Budd, celebrada al año siguiente
Zola Budd & Mary Decker THE FALL interview – vídeo de la entrevista a Zola Budd y Mary Decker con motivo de la presentación del documental 'The Fall'