ENTRENAMIENTO:
PSICORUNNING, ENTRENAR NUESTRA TOLERANCIA AL DOLOR

En primera entrega de este tema que hemos titulado 'Psicorunning' hablábamos un poco de cómo condicionaba nuestra mente a los aspectos técnicos, en la segunda de cómo condiciona nuestra mente los aspectos fisiológicos, esa línea que separa un poco lo que es la labor del psicólogo de la del entrenador, y hoy vamos a progresar en lo que hablábamos en esta última de esa parte fisiológica/psicológica. La entrega anterior la cerrábamos con una frase de Moseley: 'para reducir el dolor tenemos que reducir la evidencia creible de peligro y aumentar la evidencia creible de seguridad'. Esto básicamente es entrenar nuestra tolerancia al dolor.

Todo se puede entrenar, y la tolerancia al dolor cómo cualquier otra cosa. ¿Cómo lo hacemos? trabajando paralelamente al resto de nuestro entrenamiento. Se hace con estrategias muy similares a las que se usan para conseguir la adaptación a la competición y a los ritmos en sí. La 'cabeza' va muy unida al cuerpo, aunque no haya unas bases muy asentadas la experiencia nos indica que va en esa línea. ¿Cómo conseguir esto? En principio, haciendo entrenamientos que tengan una fuerte carga psicológica, que supongan un 'stress' que sea equiparable a la parte final de una competición. Yo ahora mismo estoy intentando desarrollar esto dentro del 3000 obstáculos. Y lo estoy consiguiendo generando situaciones de fatiga previa, a través de repeticiones a alta intensidad y haciendo una última repetición en la que trato de ir a ritmo de competición y habiendo generado unas cincunstancias similares a la parte final de la competición. Eso hace que, a nivel mental, estés corriendo la última repetición del entrenamiento con la misma carga que pudieses tener en competición y, al mismo, tiempo, con la misma carga fisiológica.

La otra forma de hacerlo es competir, utilizar competiciones estratégicas dentro de la preparación que nos lleven, no a buscar marcas o grandes 'performances' si no que el objetivo principal sea tener niveles muy alto de esfuerzo (o sufrimiento o dolor). Dolor suena mucho peor, así que decir 'esfuerzo' igual alivia un poco el trauma. No es lo mismo que le digas a tú atleta 'hoy te tiene que doler' a 'hoy tienes que hacer un esfuerzo muy alto', suena diferente. Entonces, están estas dos vías. El problema que tienen estas cosas es que, evidentemente, generar ese tipo de 'stress' implica una demanda muy alta a nivel fisiológico, por supuesto, y a nivel mental, y requieren una preparación y unos espacios bastante altos. Se puede conseguir por otra vía, acumulando muchas sesiones, no de tan altas exigencias mentales pero si que supongan que la fatiga acumulada de una a otra te genere esa fatiga también mental. Es decir sentir eso de 'otra vez aquí, sufriendo, pasándolo mal... pero bueno, lo consigo...'.

Por tanto, hay varias formas de mover esos límites sobre los que hablaba en la entrega anterior, en los que nuestro cuerpo, antes de llegar al límite, hace saltar las alarmas y te dice que hay que parar. El objetivo es conseguir que esos límites se acerquen más al límite de real en el que nuestro cuerpo ya no podría dar más de sí. Y esto se logra con estas estrategias para conseguir entrenar la tolerancia al dolor, haciendo que sea algo más habitual y, por lo tanto, hacer más asumible que podemos vivir en esa zona y nuestro cuerpo no tiene que 'echar el freno' para salvaguardar su integridad.

DEJA TU COMENTARIO:

¡COMPARTE!